martes, 13 de marzo de 2012

¿ Y SI NO PUEDO CUMPLIR?


Si no puedes cumplir, comunícalo. Eso es fundamental. Hay que saber que cuando nos obligamos a algo, no podemos dejar de hacer frente sin más a aquello con lo que nos comprometimos, y si de lo que se trata es de nuestros hijos  con mayor motivo.

Estamos en una época en la que de un día para otro podemos vernos privados del trabajo, de los ingresos con los que programamos nuestra economía, o incluso hasta de nuestro patrimonio. Si por si esto fuera poco resulta que un día nos comprometimos a hacer frente a una serie de obligaciones familiares relacionadas con nuestros hijos. Si esas obligaciones familiares constan en una sentencia porque un día nos divorciamos, entonces hay que ser especialmente cuidadosos en la forma de proceder.

1º).-  Nadie salvo tú tiene porque conocer tu situación personal y económica, y mucho menos adivinarla.
2º).- La protección  de los hijos menores dimana de la propia Constitución.
3º).- Lo que la Jurisprudencia denomina el mínimo vital, es esa cantidad imprescindible con la que un progenitor debe de cooperar al mantenimiento de cada hijo  y que a día de hoy se cifra en un mínimo de 180’-€ mensuales.
4º).- Si no se puede hacer frente a la obligación de pago hay que comunicarlo de inmediato al Juzgado que dictó la sentencia y solicitar una modificación de la medida económica.
5º).- Esa modificación no implica dejar de pagar la totalidad de la pensión alimenticia.
6º).- No esperes nunca a que te reclamen judicialmente la deuda pendiente. Los gastos que comporta esa reclamación la hacen más difícil de liquidar.
7º).-  Ten en cuenta que el no pagar puede ser constitutivo de delito, y las consecuencias de ello siempre son graves.
8º).- No digas “a mi hijo no le va a faltar de nada”, con que lo lleves a la práctica en proporción a tus ingresos, será suficiente.
9º).- No olvides que uno responde de sus obligaciones no sólo con sus ingresos sino también con sus bienes.
10º) Y por último, no olvides ser diligente comunicando tu imposibilidad de pago y responsable con las obligaciones que aceptaste al traer un hijo al mundo.

Espero que os haya servido.






6 comentarios:

  1. Querida Begoña:
    Me parecen unos comentarios geniales, más hoy que en nuestro entorno aparecen este tipo de situaciones en las que ignorar lo que está pasando y esconder la cabeza parece ser la situación.
    Saludos y gracias por estos consejos.

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    1. Gracias a ti por tus palabras. Estoy de acuerdo contigo. A veces por ignorancia, por vergüenza, por no preguntar o por la situación vital del momento no se afrontan problemas que si se dejan, como en este caso, se pueden multiplicar, cuando pueden evitarse y sobretodo tratando de preservar la relación personal.

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  2. Afortunadamente, y es literalmente así, nunca, ni en mi entorno cercano, he conocido situaciones semejantes; pero considero de gran valor estos consejos. ¡Cuántos disgustos y problemas se pueden ahorrar! De pronto me viene a la cabeza, siempre desde el punto de vista de que se actúa de buena fe, que ese huir hacia delante es por desconocimiento y por una vergüenza mal entendida. ¿Qué tiene de desdoro perder una situación económica estable, sea mayor o menor?
    Sólo en el caso que esta sobrevenga por la ambición y le salgan mal los negocios a la persona, o por verse atrapado en la dinámica general de consumir hasta el mismo límite de nuestras posibilidades e incluso más allá, mucho más allá diría yo, se puede sentir uno avergonzado.
    Como tú comentabas el otro día, pérdida de valores. Esa pérdida realmente los ha trastocado y lleva consigo aparejada, sin ninguna duda, la degradación de la dignidad de la persona.
    Siempre lo he dicho, y lo mantengo, tan miserable me parece el que no sabe disfrutar de lo que tiene, como el que vive por encima de sus posibilidades en un equilibrio imposible de mantener en el tiempo. Lo cierto es que como dice el refrán: "Sólo nos acordamos de Santa Bárbara, cuando truena". Besos Begoña.

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    1. Es muy triste perder el trabajo, los ingresos o los bienes y además tener que hacer frente a responsabilidades adquiridas. Por eso es necesario tener clara la forma de actuación para no perjudicar ni perjdicarse más con estas nuevas situaciones vitales y tratar de poder salir adelante. Gracias Pilar por tu comentario que ya sabes suscribo. Besos.

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  3. Pero todas estas consideraciones, con la convivencia compartida, dejarían de ser problema.
    Está claro que de donde no hay, no se puede sacar y si la madre o el padre, se han dedicado de siempre al cuidado del hogar, no van a tener un acceso fácil al casi invisible mercado de trabajo: ¡¡¡Viva el Código Civil!!!
    Las sociedad, combió hace tiempo y la manera de criar a una familia, también. La definición de familia no es la misma que en los años ochenta y una inercia que viene de lejos, empuja a uno de los "coprogenitores" a buscar beneficios económicos de una ruptura matrimonial. Está al orden del día, denunciar falsamente por "violencia de género" (género solo hay uno, el género humano y sexos dos) y arrancar a unos hijos el contacto con un padre que se ha preocupado desde siempre por ellos. El tema es peliagudo...
    ¡¡¡Viva la Custodia Compartida!!!

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  4. Ante todo gracias por tus comentarios siempre. Desgraciadamente Paco la custodia compartida no es la panacea. Hay parejas que la tienen, pero deben de cooperar a los gastos de sus hijos en proporción a sus ingresos. De todas formas yo no hablaba de ese tema sino de la necesidad de comunicar siempre la imposibilidad de pagar con el fin de evitar otros gastos.

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