miércoles, 7 de marzo de 2012

LOS VALORES


 Esta mañana he tenido que madrugar bastante y mientras apagaba el despertador escuchaba a Carlos Herrera haciendo un resumen de las noticias del día. Al principio he pensado que no había entendido bien lo que contaba, pero no sólo lo ha repetido, sino que además nos ha deleitado con la grabación de una señora que decía que ella inventaba mejor que nadie, -las mentiras y los justificantes para estafar, claro-. Yo me he dicho esto ya es el colmo de la desvergüenza. Inventar motivos para justificar las estafas y además jactarse de ello. ¿A dónde hemos llegado? ¿Qué clase de sociedad es ésta en la que vivimos y en la que no ocurre nada por comportarse de esta forma? ¿Da igual ser honesto que robar al prójimo?.Creo que a la mayoría de la sociedad no le da igual. Pero creo también que la relajación en valores ha llegado a la laxitud extrema. Ya no es importante el esfuerzo, el aprendizaje, la honestidad o el ser fiel a uno mismo, entre otras cosas, porque de ser fiel a los demás, de eso ya ni hablamos.

A mediodía he leído unas manifestaciones que ha realizado Juan Roig, dueño de Mercadona, en las que justificaba que para salir de la crisis económica en la que vivimos tendríamos que pensar más en las obligaciones que en los derechos. Y estoy totalmente de acuerdo con ese planteamiento. Nadie va a venir a salvarnos, salvo nosotros mismos, y tenemos que hacerlo con nuestro trabajo, nuestro esfuerzo, nuestro ahorro y nuestras privaciones. No es buena la cultura del subsidio, de la subvención o de la ayuda para incentivar el “dolce far niente”. Quizás sea éste un momento en el que si bien la crisis inicialmente se puede percibir como algo negativo, lo afrontemos de una manera diametralmente opuesta, como algo tremendamente positivo, que haga que recordemos que en tiempos pasados la disponibilidad fue menor pero nunca nos faltó la imaginación para ser felices. Contamos con la posibilidad de retomar seriamente la reeducación de nuestros hijos en valores.
 Aprender a hacer croquetas con los restos del cocido o jugarnos unos garbanzos en una partida de chinchón en la mesa de la cocina, después de merendar, puede ser una idea, pero también aprovechar la ropa de los primos para los mas pequeños, creo que ayuda a educar a nuestros hijos en el reciclaje y por que no en poner en práctica el principio de que la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Así que cada uno de nosotros podemos, si queremos, transformar nuestro entorno en un espacio mas solidario, honesto y transparente.

2 comentarios:

  1. Muy bueno todo el texto. Espectacular el último párrafo. Cuánto tiempo sin nombrar los garbanzos referidos a una amigable partida de cartas. Y qué decir de la ropa heredada. Enhorabuena.

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  2. Gracias Pilar echaba de menos tus siempre certeros comentarios. No hace tanto cuando sacábamos el bombo y jugábamos a la lotería, ¿te acuerdas?. Yo recuerdo pasar un tiempo en una masía de mis tíos, en Alcoy, y hacer una fiesta para la Virgen de Agosto y todos pegábamos las banderitas con agua y harina jajajajaja. Qué tiempos...

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