jueves, 22 de marzo de 2012

SORDA DEL OÍDO IZQUIERDO

Llevo varios días alejada virtualmente de vosotros o al menos a medio gas. La culpable una terrible otitis que me ha dejado en casa y aquí me tendrá unos días más. Nunca supuse que esto pudiera ser tan doloroso. Yo creía que ser sorda del oído izquierdo, (y juro que es el izquierdo) como mucho te aislaba de la realidad, pero no causaba estos terribles dolores. Lo cierto es que cuando los pinchazos bajan su intensidad y no tengo la sensación de que me taladran el cerebro aprovecho para leer la prensa, escuchar la radio o ver las tertulias y francamente, si no fuera por los dolores preferiría seguir siendo sorda del oído izquierdo y del derecho y no escuchar, una vez y otra, que la corrupción es la que lleva aposentada y mandando tantos años en España, que ya casi nos hemos acostumbrado y nos impide sublevarnos. Es nuestro dinero, el de todos, el que se han gastado a manos llenas, en beneficio exclusivo propio algunos, otros, no administrándolo adecuadamente, no priorizando las necesidades  sociales como son la sanidad, la educación, el empleo o la justicia y alguno que otro endeudando a la ciudadanía, para darse brillo personal a modo de Carlos III en un claro despotismo no precisamente ilustrado: obras faraónicas como aeropuertos sin aviones pero con halcones, bibliotecas sin libros ni exposiciones, circuitos urbanos para la gran velocidad cuando sin embargo no están nuestras calles adaptadas a las necesidades de los minusválidos.

Ayer sentí, una vez más, vergüenza ajena cuando vi unas fotografías del ex presidente de la Generalitat, en una clara imitación al “Tonet” de Cañas y Barro  pero con un parecido más próximo al del Sr. Burns de los Simpson, haciendo unas declaraciones reivindicativas del cargo. No es suficiente con ser absuelto en un proceso judicial para querer volver al protagonismo de la primera línea, al mando, al lucimiento personal, al amiguismo del alma, máxime cuando la Comunidad que ha presidido el Sr. Camps ha quedado como un erial y en el camino se han dejado demasiados cadáveres económicos que hoy nos hacen lamentarnos de la situación de crisis y endeudamiento en la que vivimos y de la que no sabemos cuando seremos capaces de salir, y lo que es peor, a qué coste. Lo dicho, sigo sorda del oído izquierdo, es doloroso pero al menos no oigo lo que no deseo escuchar.  

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