sábado, 19 de mayo de 2012

¿DIVERSIÓN SIN DIGNIDAD?

Cuando los sábados voy a caminar por la mañana tengo que retrasar mi salida frente al resto de días. Seguramente pensareis que el motivo es haber trasnochado el viernes y os aseguro que nada mas lejos de ello. El único motivo que me retrasa es los grupos de chicos y chicas que vuelven a esas horas de recogida, después de toda la noche de marcha. Siento una tremenda tristeza cuando los veo. Cada sábado igual al anterior. La explanada, en los lugares por los que ellos pasan, queda salpicada de bolsas de papel adornadas con el conocido logo de un restaurante de comida rápida, con sus cajitas, servilletas y restos de comida desperdigados. Ellos y ellas, apenas se tienen en pie, dando bandazos de un lado a otro, gritando, insultando a quienes pasamos por allí y en ocasiones cayéndose al suelo. Algunos o algunas, -es igual que sean chicos o chicas-, no tienen los 18 años, o al menos no los aparentan. Deambulan como zombies con el rimmel emborronado en sus caras, los peptous en las manos y esas minúsculas faldas elásticas que en ocasiones dejan ver casi sus ingles. Ellos bravucones siempre, maleducados, o ¿quizás debería decir ineducados?, y llevados por los efluvios del alcohol, buscando un árbol o farola donde  dejar los restos del naufragio de la noche. Penoso, lamentable, triste.
Esta mañana al regresar a casa vi a tres de ellos, tirados en la explanada, la gente les rodeaba al pasar, ella apenas se sostenía sentada, su compañero de aventuras se encontraba recostado sobre una mochila y el tercero en discordia, móvil en mano, la grababa, sólo a ella, mientras trataba de hacerla hablar. He pensado si ese tercero en discordia tendría el buen gusto de colgar esas imágenes en la red para que amigos y familiares, compañeros y enemigos de la susodicha la vieran en tan deplorable estado, se rieran de ella o sintieran vergüenza ajena ante esas imágenes. Me he preguntado qué puede llevar a un individuo como ése a realizar tales tomas que hieren la sensibilidad de cualquier persona en su sano juicio. Siempre he detestado a quien se aprovecha de los más débiles y este indeseable lo estaba haciendo. Seguramente a estas alturas ya correrá por la red esa imagen que para mi no es otra que la de la indignidad. Ver a esos chicos y chicas sin ser capaces de controlar sus gestos, sin ser dueños de sus actos, poniéndose en ocasiones en peligro, con tan solo cruzar una calle, me hace retrasar mi salida a la calle porque me produce dolor, tristeza y rabia y no creo ser sospechosa de puritana, melindre o mojigata.

1 comentario:

  1. Hola guapa, te has apuntado al sorteo de mi blog pero no me has dejado tu e-mail. Cuando puedas, pásate y me lo dejas. El sorteo finaliza mañana. Besitos!

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