martes, 28 de agosto de 2012

IN MEMORIAM

Ruth y José

Ningún día como hoy le encontré tanto sentido al título que decidí darle a mi blog, "El derecho y el revés", no sólo porque en él podía tratar temas legales, (el derecho) sino también porque en ese mismo derecho podía hablar de las cosas bonitas de la vida, de mis experiencias satisfactorias, positivas, alegres o ilusionantes. ¿Que recoger en el revés? en el revés  iba a poder escribir precisamente de todo lo contrario, de aquellos problemas que nos preocupan, de situaciones injustas, de episodios negros que se viven a diario y que afectan a una o más personas o a la sociedad en general. Y hoy me toca hablar de ese revés, que en ocasiones nos da la vida, con la mano abierta, en plena mejilla y que hace que se tambalee hasta nuestro sentido. El revés de la desaparición, la tortura, la crueldad y la muerte de dos seres inocentes: Ruth y José.
No es la primera vez que estos hechos ocurren, pero sí quizás que se dan con ese grado de sadismo y  truculencia. Si al dolor de perder dos hijos, no se sabe (ni creo que llegue a saberse) en qué circunstancias concretas, le sumamos la crueldad añadida y gratuita de once meses de angustia, de desesperación, y de insomnio el resultado para la victima es devastador. Ese precisamente y no otro es el único propósito que siempre buscó su verdugo: infligir la pena máxima a la madre, que no es otra que la de exterminar a sus hijos. Porque la forma en que han muerto los niños no ha sido un asesinato,o más exactamente un parricidio, ha sido un exterminio en toda regla, donde el padre se ha ocupado de acabar del todo con sus cuerpos y con la más mínima evidencia física de vida a fin de que no se pueda acreditar a través de las pruebas biológicas oportunas su identidad exacta y tratar de eludir así su condena.
Mención aparte merece la Administración del Estado en sus distintos estamentos u organismos. El actuar del Juez instructor, sin conocerlo y sin saber más que lo que la prensa nos ha transmitido, merece un reconocimiento por su dedicación al caso, por la búsqueda constante de la verdad, y por mantener el criterio inicial de prisión para el acusado, basándose en la intima convicción de lo que vio y escucho y seguramente también en su experiencia e intuición. Lo mismo puedo decir de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Yo estoy convencida de que tenemos un cuerpo de policía muy profesional que cuenta con una excelente preparación y que ha dedicado todo su empeño y afán en la búsqueda de los dos niños Ruth y José. Lo que ya no tengo tan claro es que la policía cuente con todos los medios técnicos necesarios para que esa dedicación y afán se vean recompensados con un resultado que culmine en la resolución del caso, como ha ocurrido en esta ocasión. Fallos, porque somos humanos, los cometemos todos a diario, que duda cabe, pero cuando dichas  equivocaciones llevan consigo una falta de responsabilidad o una grave trascendencia, deben de ser debidamente reparados y corregidos. Es muy descorazonador para el justiciable ver que se tenga que acudir al ámbito privado para solucionar cuestiones que debería de resolver el Estado, porque causa desconfianza y porque yo vuelvo a preguntarme a quienes tenemos de gestores de nuestros intereses y sobretodo a qué se ha destinado nuestro dinero.
Por último no desviemos la atención de lo importante y sustancial. No es el momento de cargar la mano en la actuación policial sino de que caiga todo el peso de la justicia sobre un asesino despiadado al que habrá que imponerle la condena máxima porque no nos encontramos ante un enajenado sino ante un psicópata, que diferencia perfectamente el bien del mal, siendo precisamente él su más fiel representante.


2 comentarios:

  1. Emocionante entrada, Bego. La tortura que le dió a esos inocentes niños se suma con la tortura que le ha impuesto a su exmujer. Es la venganza de un hombre que no debería ni siquiera haber nacido.
    Estoy verdaderamente consternada.

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  2. Suscribo todo lo que dices Lola, a mi también me tiene sobrecogida porque esa tortura es peor que si la hubiera matado a ella. Dudo que esa mujer pueda recuperarse porque es como si la hubieran matado en vida.

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